LECCIONES DE VIDA
jueves, 27 de septiembre de 2012
martes, 25 de septiembre de 2012
EL RELOJ DE ARENA
EL
RELOJ DE ARENA
de
Jorge Luis Borges
Está
bien que se mida con la dura
Sombra
que una columna en el estío
Arroja
o con el agua de aquel río
En
que Heráclito vio nuestra locura
El
tiempo, ya que al tiempo y al destino
Se
parecen los dos: la imponderable
Sombra
diurna y el curso irrevocable
Del
agua que prosigue su camino.
Está
bien, pero el tiempo en los desiertos
Otra
substancia halló, suave y pesada,
Que
parece haber sido imaginada
Para
medir el tiempo de los muertos.
Surge
así el alegórico instrumento
De
los grabados de los diccionarios,
La
pieza que los grises anticuarios
Relegarán
al mundo ceniciento
Del
alfil desparejo, de la espada
Inerme,
del borroso telescopio,
Del
sándalo mordido por el opio
Del
polvo, del azar y de la nada.
¿Quién
no se ha demorado ante el severo
Y
tétrico instrumento que acompaña
En
la diestra del dios a la guadaña
Y
cuyas líneas repitió Durero?
Por
el ápice abierto el cono inverso
Deja
caer la cautelosa arena,
Oro
gradual que se desprende y llena
El
cóncavo cristal de su universo.
Hay
un agrado en observar la arcana
Arena
que resbala y que declina
Y,
a punto de caer, se arremolina
Con
una prisa que es del todo humana.
La
arena de los ciclos es la misma
E
infinita es la historia de la arena;
Así,
bajo tus dichas o tu pena,
La
invulnerable eternidad se abisma.
No
se detiene nunca la caída
Yo
me desangro, no el cristal. El rito
De
decantar la arena es infinito
Y
con la arena se nos va la vida.
En
los minutos de la arena creo
Sentir
el tiempo cósmico: la historia
Que
encierra en sus espejos la memoria
O
que ha disuelto el mágico Leteo.
El
pilar de humo y el pilar de fuego,
Cartago
y Roma y su apretada guerra,
Simón
Mago, los siete pies de tierra
Que
el rey sajón ofrece al rey noruego,
Todo
lo arrastra y pierde este incansable
Hilo
sutil de arena numerosa.
No
he de salvarme yo, fortuita cosa
De
tiempo, que es materia deleznable.
PÁJARO CUCÚ
PÁJARO CUCÚ
El Cucú es un pájaro que indica
la llegada de la primavera con su inconfundible canto, el del reloj de cucu.
Otros pájaros como las tórtolas o la abubilla realizan un canto similar, pero
más débil y ululante, siendo el del cuco más potente y pausado.
El cucú común, cuyo nombre científico es Cuculus canorus, pertenece a la especie de
ave cuculiforme de la familia Cuculidae, estival en Europa, aunque no llega a
Islandia. Migran de Europa y del occidente de Asia, pasando los inviernos en
África.
Se lo puede encontrar en una gran diversidad de
hábitats, desde las zonas litorales hasta la alta montaña.
Tiene un tamaño mediano, con la cola y el cuerpo
alargados y unas patas muy cortas y zigodáctilas (dos dedos hacia delante y dos
hacia atrás), su plumaje de las partes superiores es uniforme y de color gris.
El vientre es de color blanco con un barrado oscuro.
Los machos tienen el plumaje gris, con el vientre
barrado de blanco y negro alcanzan los 33 cm y tienen una cola larga, es
insectivoro.
Las hembras pueden ser algo pardas en la zona del
collar, e incluso pueden llegar a serlo todas las partes superiores, en la
denominada fase parda.
La cabeza es toda del mismo color que el dorso y
presenta un pico puntiagudo, algo curvado y ojos con iris de color amarillo en
los adultos y pardo en los jóvenes.
El principal alimento de este insectívoro son las
orugas, que puede identificar a larga distancia desde un puesto de un punto
elevado. Una de sus preferidas es la oruga procesionaria del pino.
El cucú destripa las orugas, vacía el contenido
intestinal y a continuación se las traga, para luego regurgitar sus pelos.
No construye nido, sino que, cuando debe poner los
huevos, parasita el de otras especies, hecho que siempre ha fascinado a los
ornitólogos.
Cada hembra parasita una especie concreta de
pequeño paseriforme insectívoro, la de sus padres adoptivos, que pueden ser los
carriceros y carricerines, el petirrojo, el acentor común, el chochín, las
lavanderas, etc. Aprovechando un momento en el cual estos últimos pájaros
abandonan su nido, la hembra del cuco rápidamente pondrá su huevo y robará uno
de la nidada original.
La hembra repetirá este proceso unas ocho veces en
nidos distintos durante el verano.
Su huevo es mimético con el de la especie
parasitada, acostumbra a ser el primero en eclosionar, y el polluelo que nacerá
pronto provocará la caída del nido de los huevos o los polluelos originales.
La
hembra del nido parasitado alimentará su “único descendiente” hasta que al cabo
de unas tres semanas éste llegue al tamaño del cuco adulto y abandone el nido.
De las 140 especies existentes en el orden de los
cuculiformes, que consta de 28 géneros, 57 de ellas son exclusivamente
parásitas en la crianza de su descendencia.