PARACELSO
Médico suizo nacido a
finales del siglo XV, Paracelso fue muy criticado y segregado por la concepción
que tenía del ser humano, de la medicina, de los tratamientos y de las
enfermedades, que diferían de las establecidas en la época. Decía que las
universidades no enseñaban todas las cosas que deberían y que el médico debe
ser un viajero, porque la sabiduría es la experiencia. Entre sus muchos aportes,
promulgó lo que se conoce como sus Siete Reglas.
Teofastro Paracelso
fue un médico que trabajó también la alquimia.
Philippus Aureolus
Theophrastus Paracelsus Bombastus von Hohenheim, “Paracelso”, nació a finales
del siglo XV, en 1493, en Suiza. En 1530 formuló la descripción clínica de la
sífilis, hasta entonces desconocida y en 1536 publicó El Gran Libro de la
Cirugía.
Su madre murió cuando
era muy joven y su padre, médico y químico, le enseñó la teoría y la práctica
de la química cuando se mudaron para el sur de Austria, lo que le permitió
establecer el rol de esa ciencia en la medicina. El joven Paracelso aprendió
mucho de los mineros de la zona acerca de los metales y se preguntó si algún día
descubriría la forma de transformar el plomo en oro.
Se dice que se graduó
en 1510 en la universidad de Viena a los 17 años, pero se cree que fue en la
Universidad de Ferrara en 1516.
No era hombre de
establecerse en un lugar, por lo que después de recibirse, pasó su vida en casi
toda Europa. Fue muy criticado y segregado por la concepción que tenía del ser
humano, de la medicina, de los tratamientos y de las enfermedades, que diferían
de las establecidas en la época. Participó como cirujano en las guerras holandesas.
Incursionó por Rusia, Lituania, Inglaterra, Escocia, Hungría, e Irlanda.
En sus últimos años,
su espíritu viajero lo llevó a Egipto, Arabia, Constantinopla y por cada lugar
que visitaba aprendía algo sobre y medicina.
Luego de viajar por 10
años, regresó a Austria en 1524 donde se convirtió en El Gran Paracelso a los
33 años y fue designado como médico del pueblo y conferencista de la
Universidad de Basel, donde estudiantes y personas de toda Europa concurrían a
escucharlo.
Su fama se difundió
por todo el mundo conocido. Escribió acerca del poder preventivo y curativo de
la naturaleza.
En 1541, a los 48 años
de edad, Paracelso murió en circunstancias misteriosas.
Entre sus muchos
aportes, promulgó lo que se conoce como las Siete Reglas de Paracelso: Si por
espacio de algunos meses se observan rigurosamente las prescripciones que a
continuación se dan, verá operar en su vida un CAMBIO TAN FAVORABLE que jamás
las abandonará.
Para que obtengas el
éxito deseado, precisa, eso sí, que adaptes tu vida a la estricta observancia
de estas reglas. Son sencillas y fáciles de seguir, pero hay que observarlas
con perseverancia bien sostenida. ¿No crees que la DICHA bien valga algún
esfuerzo? Si no eres capaz de seguir estas reglas tan fáciles, ¿Con qué derecho
pudieras quejarte de tus fracasos? ¿Qué costaría hacer una prueba? Son reglas
enseñadas por la más antigua sabiduría y hay en ellas más TRASCENDENCIA de lo
que su sencillez te lleva a suponer.
1. LO PRIMERO ES
MEJORAR LA SALUD
Para ello hay que
respirar profunda y rítmicamente al aire libre, llenando bien los pulmones, al
aire libre o asomado a una montaña.
Beber diariamente en
pequeños sorbos, dos litros de agua, en promedio, comer muchas frutas, masticar
los alimentos del modo más completo posible, evitar el alcohol, el tabaco y la
automedicación, también debes bañarse diariamente, en la mañana y al acostarse,
es un hábito que debes a tu propia dignidad.
2. DESTERRAR
ABSOLUTAMENTE DEL ESTADO DE ÁNIMO, POR MÁS MOTIVOS QUE EXISTAN, TODA IDEA DE
PESIMISMO, RENCOR, ODIO, TEDIO, TRISTEZA, VENGANZA Y DE POBREZA.
O sea, para ello debe
huirse, como de la peste, de toda ocasión de tratar a personas maldicientes,
viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas, vulgares e
inferiores por natural bajeza de entendimiento, que la base de sus ocupaciones,
discursos y conversaciones sean tópicos no éticos ni morales. Esta regla es de importancia
DECISIVA, por cuanto se trata de cambiar la contextura espiritual del ALMA. La
suerte, el azar no existe, y el destino depende
de los propios actos y pensamientos.
3. HACER TODO EL BIEN
POSIBLE
Esto es, auxiliar a
todo desgraciado siempre que se pueda, pero jamás tener debilidades por ninguna
persona. Sin afectos o sentimientos.
Debes cuidar tus
propias energías y huir de todo sentimentalismo hueco.
4. HAY QUE OLVIDAR
TODA OFENSA, MÁS AÚN: ESFORZARSE SIEMPRE POR PENSAR BIEN DE TU MAYOR ENEMIGO.
Tu alma es un templo
que no debe jamás ser profanado por el odio. Por ejemplo, todos los grandes
seres se han dejado guiar por esa suave voz interior. Hay que destruir todas
las capas superpuestas de viejos hábitos, pensamientos y errores que enmascaran
la profunda esencia del ser, que es perfecta.
5. RECOGERSE TODOS LOS
DIAS, POR LO MENOS MEDIA HORA, EN DONDE NADIE PUEDA PERTURBAR
Sentarte lo más
cómodamente posible con los ojos medio entornados y NO PENSAR EN NADA. Explica
que eso fortifica enérgicamente el cerebro y el espíritu, y te pone en contacto
con las buenas energías. En este estado de recogimiento y silencio, suelen
surgir a veces ideas luminosas susceptibles de cambiar toda existencia, que con
el tiempo uno se llega a percatar que fueron un elemento fundamental para la solución
vigorosa de problemas por una voz interior que te guiara en tales instantes de
silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el DAIMON de que hablaba Sócrates,
Todos los grandes espíritus se han dejado guiar por esa voz interior.
Y es que ellas brotan
de esa dimensión profunda y honda del ser humano. Pero no te hablará así de pronto,
tienes que prepararte por un tiempo, destruir las superpuestas capas de viejos
hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y
perfecto en sí, pero impotente por el imperfecto del vehículo (cuerpo) que le
ofreces hoy para manifestarse.
6. GUARDAR ABSOLUTO
SILENCIO DE TODOS LOS ASUNTOS PERSONALES.
O sea, abstenerse,
como si se hubiese hecho un juramento solemne, de referirte a los demás, aun a
tus más íntimos, todo cuanto se piense, se oiga, sospeches, aprendas o se
descubra, por tiempo hasta tanto se verifique, compruebe o se tenga la completa
certidumbre debes ser como CASA TAPIZADA o JARDIN SELLADO. Es regla de suma
importancia.
7. JAMÁS TEMER A LOS
HOMBRES, SERES HUMANOS, NI QUE INSPIRE SOBRESALTO LA PALABRA “MAÑANA”.
Decía Paracelso, que
cuando la mente está fuerte y limpia, todo te saldrá bien. Jamás creerse solo,
ni débil. Porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en
sueños. Si elevas tu confianza en ti mismo, no habrá mal que pueda tocarte. El
único enemigo a quien se debe temer es a UNO MISMO. El miedo y la desconfianza
en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas
energías e influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas triunfadoras, se
verá que intuitivamente observan gran parte de las reglas que anteceden. Por
otro lado, la riqueza no es sinónimo de dicha, muchas personas de las que
allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el
sentido recto, pero poseen muchas de las virtudes que arriba se mencionan.
Puede ser uno de los factores que conduzcan a ella, por el poder que ofrece
para hacer buenas obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros
caminos; allí donde nunca impera el antiguo personaje malvado de la leyenda,
cuyo verdadero nombre es el EGOÍSMO. Jamás te quejes de nada, hay que dominar
los sentidos; huir tanto de la Humildad como de la vanidad y la Autocompasión. Son funestas para el éxito. La
autocompasión y humildad sustrae fuerzas y la vanidad las paraliza, es tan
nociva que fueron muchos los grandes seres han sido despeñados de las más
encumbradas cimas por la VANIDAD, ejemplos al respecto abundan en la historia pasada y aun en la
actualidad.
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