miércoles, 13 de febrero de 2013

FRENEMIGOS







FRENEMIGOS



Que son los “Frenemigos”

La palabra "Frenemigo" fue inventada por el periodista norteamericano Walter Winchell, uniendo las palabras “Friend” = amigo y “Enemy” = enemigo en inglés, para así denominar a las personas que dentro de sí mismas desean el fracaso de sus amigos. 

Muy rápidamente se popularizó esta palabra para referirse a las situaciones en las que un “amigo” perjudica a otro voluntaria o involuntariamente. 

Un hecho problemático respecto a los "frenemigos" es que aparentan ser personas afectuosas y  generosas, lo cual hace muy difícil identificarlos como potencialmente perjudiciales. 

Estos individuos, llegado el momento, sienten placer al ver cómo fracasan sus amigos. 

Porque en realidad son rivales y sienten envidia de sus éxitos, en su carrera, negocios, familia, eventos sociales, etc.

Las conductas que muestra este tipo de "amigos" es muy diversa, pero existen algunos indicios que nos pueden ayudar a descubrirlos. 

Cuando están a solas con el amigo suelen mostrar su lado más amable y generoso, pero delante de otras personas no escatimarán palabras para ridiculizarlo o denigrarlo. 

Aprovechará cualquier debilidad para ponerla en evidencia en público.

Machacará sobre los defectos reales o inventados sobre sus amigos cuando estos están ausentes.


 


Otra conducta habitual es la que se conoce como "chantaje emocional"; el "frenemigo" después de mostrar su “generosidad”, agasajando con pequeños regalos a algún “amigo”, le pedirá alguna compensación, a la que el último no podrá negarse por temor a que se lo tome como un "desagradecido". 

Identificar a los "frenemigos" es una tarea desconcertante, pues suelen esconderse detrás de una máscara, consistente en una de apariencia de generosidad, afecto e incluso de lisonjería. 

Solo podemos confiar en nuestra intuición y determinar si esos falsos amigos nos hacen sentir bien o mal.

Si después de estar con ellos nos sentimos mal, lo más probable es que no sean amigos, sino "frenemigos".

Los psicólogos han utilizado este término para referirse a la figura de esos “amigos ambivalentes”, por los que sentimos cariño pero que, muchas veces nos causan dolor y trastornos emocionales, que redundan en malestares corporales, incidencia negativamente en nuestras esferas de trabajo, de familia, de actividades sociales, etc. 

Estos “amigos” son los que se empeñan en amargarte la alegría cuando algo te sale bien en la vida o que se emplean a fondo en meter el dedo en la llaga cuando estás pasando una mala época, en vez de darte contención y apoyo que necesitas en esas circunstancias tan especiales. 

Son esos amigos que te hacen daño, que se muestran a veces inseguros, envidiosos, narcisistas pero a los que seguimos teniéndoles cariño y nos resistimos a cortar con ellos por lo sano aún sabiendo que su compañía es un factor de riesgo para nuestro bienestar y que ejerce el efecto contrario a lo que debería una verdadera amistad, un efecto balsámico y protector. 

Esperamos algo de ellos porque son nuestros “amigos” pero a menudo nos producen ansiedad y frustración.

La pregunta que te estás haciendo en este preciso instante es:

¿Por qué no los apartamos 
de nuestra vida? 

Pues según los expertos, la razón es porque nos sentimos comprometidos, porque nos empeñamos en valorar más los pocos aspectos positivos de la relación y porque los “frenemigos” son capaces de manipular las cosas para que destaquemos su lado más amable en determinados momentos.

 


¿Tienes frenemigos? 

O sea: 

ENEMIGOS ENTRE TUS AMIGOS





Pues, veamos . . .

Existen personas a nuestro alrededor que pueden llegar a perjudicarnos por más cariño (en general es falso) que puedan albergar por nosotros.

Llamas a un supuesto amigo para contarle que tu pareja está a punto de dejarte y te suelta que él no se queja de estar solo. 

Cuando estás pasando por una mala época, parece que se alegra y su autoestima se dispara. 

Es probable que esa persona sea, en realidad, un “frenemigo”.

Nos referimos a los amigos ambivalentes, por los que sentimos afecto, pero que, muchas veces, nos causan serios trastornos emocionales. 

Casi siempre sienten celos de nuestros logros y disfrutan si las cosas se nos tuercen. 




En 2007, los psicólogos norteamericanos Julianne Holt-Lunstad y Bert Uchino tomaron la tensión arterial de 107 voluntarios mientras hablaban de un acontecimiento negativo con un “frenemigo” y, luego, con un verdadero aliado.

La presión arterial era más elevada en presencia del primero, con el consiguiente riesgo para el corazón.

El problema reside en la ambivalencia con la que tiñen la relación.

Esperamos algo de ellos —claro, son nuestros “amigos”—, pero en realidad nos producen ansiedad y frustración.

Un peligroso avance rápido hacia la enfermedad, es pues el gran estrés el cual nos reduce la eficacia del sistema inmunitario.

Además, estos investigadores calcularon que alrededor de la mitad de nuestras relaciones personales son ambiguas y agobiantes: incluyen, también, a los familiares a los que no tenemos más remedio que soportar.

Si los seguimos soportando es culpa nuestra y nos perjudicarán seguramente tarde o temprano.

En otro experimento, pedían a los voluntarios que realizaran dos tareas: un cálculo aritmético mental y defenderse de una falsa acusación.

Las personas con más “pseudoamigos” tenían una frecuencia cardíaca y una tensión arterial más altas durante estas actividades.

Esto se traduce en menos resistencia al estrés y más riesgo de sufrir depresión.

La amistad es lo mejor que podemos tener como seres sociales, pero no está demás hablar de aquellas personas que pueden dañarnos y que pueden estar muy cerca de nosotros…
 


Parece que está de moda, aun y que siempre han existido estos “frenemigos”.

Gente de nuestro alrededor, amigos, familiares, o incluso nuestra pareja.

Personas cerca de ti, que te inyectan dosis y más dosis de negatividad y mala onda, sentimientos y pensamientos negativos, son muy perjudiciales para la salud, y estos “frenemigos” llegan justo para estropearte tu estado de ánimo y buen estado de salud y se van introduciendo dentro tuyo, absorbiendo tu energía.

Es difícil pues, detectarlos en muchas ocasiones, ya que poseen mucha habilidad para el acercamiento, simulando grandes dosis de generosidad y amabilidad.

El chantaje emocional es una gran arma, y la usan, la gran mayoría de veces de modo inconsciente para conseguir lo que desean.

Siempre que te acercas a ellos para contarles algún problema, te responden con penas mucho mayores.

Son la gota que llena el vaso, y lo peor de todo es que muchas veces no puedes evitarlos porqué pueden ser parte de tu entorno familiar. 
 


Todos conocemos a alguien que, aunque se supone que es nuestro “amigo”, aprovecha cualquier oportunidad para fastidiarnos.

Su mera presencia puede llegar a alterarnos desde la tensión arterial hasta afectarnos el sistema inmunológico.

Todos hemos tenido a ese “amigo” que se alegra de que nos vaya mal, le sientan mal nuestros éxitos y mete el dedo en la llaga en vez de consolarnos.

Ese es el “amigo” con el que nos da pena cortar el contacto porque, a pesar de todo, le tenemos afecto.

Pero la compañía de estos “frenemigos” puede ser un factor de riesgo para nuestro bienestar.

Por el contrario, las buenas compañías y la verdadera amistad ejercen un efecto curativo y protector.

El frecuentar a estos “frenemigos”, no sólo puede elevarnos la tensión arterial ante su mera presencia, sino que nos producen ansiedad y frustración y, por tanto, estrés, el cual nos afecta en lo tocante a nuestra salud corporal, psíquica y nos perjudica también en lo concerniente al ámbito laboral, social y familiar.

Todo esto puede traducirse en un mayor riesgo de sufrir depresión.

Como es evidente, lo conveniente es mantenerse lejos de las malas compañías, ahorrándonos una fuente de ansiedad.

 


Fuente de este post: algo fue tomado de un artículo de la revista  “Muy Interesante” número 371, además de una síntesis de algunos conceptos discutidos en foros de psicología sobre este crucial tema, y también he agregado conceptos propios basados en mi experiencia personal, social y profesional.





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