ALGUNOS
POEMAS DE
JULIO CORTÁZAR
LOS
AMIGOS
En
el tabaco, en el café, en el vino,
al
borde de la noche se levantan
como
esas voces que a lo lejos cantan
sin
que se sepa qué, por el camino.
Livianamente
hermanos del destino,
dióscuros,
sombras pálidas, me espantan
las
moscas de los hábitos, me aguantan
que
siga a flote entre tanto remolino.
Los
muertos hablan más pero al oído,
y
los vivos son mano tibia y techo,
suma
de lo ganado y lo perdido.
Así
un día en la barca de la sombra,
de
tanta ausencia abrigará mi pecho
esta
antigua ternura que los nombra.
EL
ENCUBRIDOR
Ese
que sale de su país porque tiene miedo,
no
sabe de que,
miedo
del queso con ratón,
de
la cuerda entre los locos,
de
la espuma en la sopa.
Entonces
quiere cambiarse como una figurita,
el
pelo que antes se alambraba
con
gomina y espejo lo suelta en jopo,
se
abre la camisa, muda de costumbres,
de
vino, de idioma.
Se
da cuenta, infeliz, que va tirando mejor,
y
duerme a pata ancha.
Hasta
de estilo cambia,
y
tiene amigos que no saben su historia provinciana,
ridícula
y casera.
A
ratos se pregunta como pudo esperar
todo
ese tiempo
para
salirse del río sin orillas,
de
los cuellos garrote,
de
los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves.
A
fojas uno, si, pero cuidado:
un
mismo espejo es todos los espejos,
y
el pasaporte dice que naciste y que eres
y
cutis color blanco, nariz de dorso recto,
Buenos
Aires, septiembre.
Aparte
que no olvida,
porque
es arte de pocos,
lo
que quiso,
esa
sopa de estrellas y letras que infatigable comerá
en
numerosas mesas de variados hoteles,
la
misma sopa, pobre tipo,
hasta
que el pescadito intercostal
se
plante y diga basta.
Antes,
después
como
los juegos al llanto
como
la sombra a la columna
el
perfume dibuja el jazmín
el
amante precede al amor
como
la caricia a la mano
el
amor sobrevive al amante
pero
inevitablemente
aunque
no haya huella ni presagio
aunque
no haya huella ni presagio
como
la caricia a la mano
el
perfume dibuja el jazmín
el
amante precede el amor
pero
inevitablemente
el
amor sobrevive al amante
como
los juegos al llanto
como
la sombra a la columna
como
la caricia a la mano
aunque
no haya huella ni presagio
el
amante precede al amor
el
perfume dibuja el jazmín
como
los juegos al llanto
como
la sombra a la columna
el
amor sobrevive al amante
pero
inevitablemente
OBJETOS
PERDIDOS
Por
veredas de sueño y habitaciones sordas
tus
rendidos veranos me aceleran con sus cantos
Una
cifra vigilante y sigilosa
va
por los arrabales llamándome y llamándome
pero
qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde
están tu nombre, tu calle y tu desvelo
si
la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si
solamente estás donde ya no te busco.
LA
MUFA
Vos
ves la Cruz del Sur,
respirás
el verano con su olor a duraznos,
y
caminás de noche
mi
pequeño fantasma silencioso
por
ese Buenos Aires,
por
ese siempre mismo Buenos Aires.
Quizá
la más querida
Me
diste la intemperie,
la
leve sombra de tu mano
pasando
por mi cara.
Me
diste el frío, la distancia,
el
amargo café de medianoche
entre
mesas vacías.
Siempre
empezó a llover
en
la mitad de la película,
la
flor que te llevé tenía
una
araña esperando entre los pétalos.
Creo
que lo sabías
y
que favoreciste la desgracia.
Siempre
olvidé el paraguas
antes
de ir a buscarte,
el
restaurante estaba lleno
y
voceaban la guerra en las esquinas.
Fui
una letra de tango
para
tu indiferente melodía.
Una
carta de amor
Todo
lo que de vos quisiera
es
tan poco en el fondo
porque
en el fondo es todo
como
un perro que pasa, una colina,
esas
cosas de nada, cotidianas,
espiga
y cabellera y dos terrones,
el
olor de tu cuerpo,
lo
que decís de cualquier cosa,
conmigo
o contra mía,
todo
eso es tan poco
yo
lo quiero de vos porque te quiero.
Que
mires más allá de mí,
que
me ames con violenta prescindencia
del
mañana, que el grito
de
tu entrega se estrelle
en
la cara de un jefe de oficina,
y
que el placer que juntos inventamos
sea
otro signo de la libertad.
BOLERO
Qué
vanidad imaginar
que
puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios,
música, juguetes.
Es
cierto que es así:
todo
lo mío te lo doy, es cierto,
pero
todo lo mío no te basta
como
a mí no me basta que me des
todo
lo tuyo.
Por
eso no seremos nunca
la
pareja perfecta, la tarjeta postal,
si
no somos capaces de aceptar
que
sólo en la aritmética
el
dos nace del uno más el uno.
Por
ahí un papelito
que
solamente dice:
Siempre
fuiste mi espejo,
quiero
decir que para verme tenía que mirarte.
Y
este fragmento:
La
lenta máquina del desamor
los
engranajes del reflujo
los
cuerpos que abandonan las almohadas
las
sábanas los besos
y
de pie ante el espejo interrogándose
cada
uno a sí mismo
ya
no mirándose entre ellos
ya
no desnudos para el otro
ya
no te amo,
mi
amor.
EL
BREVE AMOR
Con
qué tersa dulzura
me
levanta del lecho en que soñaba
profundas
plantaciones perfumadas,
me
pasea los dedos por la piel y me dibuja
en
le espacio, en vilo, hasta que el beso
se
posa curvo y recurrente
para
que a fuego lento empiece
la
danza cadenciosa de la hoguera
tejiédose
en ráfagas, en hélices,
ir
y venir de un huracán de humo,
(¿Por
qué, después,
lo
que queda de mí
es
sólo un anegarse entre las cenizas
sin
un adiós, sin nada más que el gesto
de
liberar las manos ?)
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