Sentado frente a un lago repleto de patos salvajes y
peces gigantes multicolores, una tarde de mediados de primavera, me encontraba
charlando con un amigo médico, el cual me refería estas reflexiones, que
compartiré contigo:
En estos días pensando en la próxima temporada de
verano, rememorando otras épocas, recuerdo con melancolía, a una paciente muy
especial, la cual me solía preguntar luego de un asado campestre a la sombra de
un benevolente arbolito:
¿El berro hace mal?
Luego de proporcionarle una prolongada explicación
reiterada en su dilucidación, pero con palabras de diferente valor léxico, para
que me entendiera; entonces, me disparaba otra cuestión:
¿La espinaca es buena?
A continuación yo enunciaba otra perorata; al rato, me
imprecaba:
¿La zanahoria es mala?
Mis respuestas replicaban el mismo eje conceptual, una
y otra vez:
« Depende de quién sea el paciente, sus afecciones, sus
deficiencias, apetencias, el grado y frecuencia de consumo y cómo y con qué
consume determinados alimentos.
No es lo mismo comerse una papa hervida, al
horno, al vapor, a las brazas, frita o cruda y con cáscara sin lavar!! ».
Lo que sería beneplácito para algunos quizás le
resultaría nefando para otros.
Yo le volvía a repetir una y otra vez:
Preguntáselo a tu médico, pues él te conoce y te sabrá
contestar con autoridad científica a tu inquietud.
Con los ojos entornados mirando como una suave brisa
producía un menguado movimiento del agua, que inducía a entornar los ojos e
intentar siestear, cosa que sólo lo impedía la incomodidad del banco en el que
nos hallábamos, mi amigo galeno con su mirada vislumbrando su honroso y
abnegado pasado proseguía con su amable disertación:
Toda difusión acerca de las bondades de cualquier
producto natural es como una espada de dos filos:
Hay quienes sin pensarlo dos veces se fascinan por la
“novedad” de la información y lo toman como ley inapelable, y otros sensatos de
inmediato la rechazan por no estar sustentadas por contundentes y estrictos
“métodos científicos” que demuestren tales beneficios.
Opino que es mejor que dudes y te abstengas de jugar
con tu salud.
Me aterra leer y escuchar temas como:
“El chocolate es bueno para el corazón y el cerebro”;
“Una copa al día de alcohol mantendría fuera el Alzheimer”;
“Beber medio
vaso de vino al día puede aumentar la longevidad en 5 años”;
“En algunos tipos de demencia relacionados con
problemas cardiovasculares, como la aterosclerosis, el alcohol puede tener un
efecto protector”.
Se necesitan muchísimos estudios adicionales para hacer
convincentes estas noticias.
Además recordá:
«AUTOMEDICARTE PUEDE SER
MUY PELIGROSO»
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