domingo, 24 de marzo de 2013

PERSONAS TÓXICAS




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La mayoría de nosotros —o tal vez todos nosotros— hemos soportado a personas que permanentemente se refieren a temas negativos —lo hacen intencionalmente o de manera involuntaria, ya que lo tienen arraigado en su inconsciente—. Son personas que no toleran la menor crítica, e ignoran cuando la vida nos sonríe.


Reaccionan agrediendo de palabra, insultando, ofendiendo con sarcasmo y sonriendo en todas circunstancias.

Estos personajes, son denominados en psicología, "personas tóxicas". 

Coloquialmente se les conoce como "gente con mala onda" u "onda negativa".



Suelen ser agresivos, ofenden, se enojan si le va bien a alguno, y se alegran de la desgracia ajena. 

Siempre están deseándole algún tipo de mal a alguien.

Algunos toman la estrategia de hablar y actuar de manera de inspirar lástima para conseguir mantener nuestra atención en ellos.


Son personas que tienen un gran hueco en lo afectivo, y son resentidos sociales porque no han tenido la suerte de ser felices en su misérrima vida. 

Padecen de celos, envidia y frustración permanente.

Constantemente buscan el choque. 


Están a la expectativa de que opinemos sobre algún tema, para oponerse al mismo enfáticamente, llegando a querer imponer sus triste y equivocado argumento circunstancial a los gritos, lo que conlleva que la personas que lo rodean comiencen también a hablar a los gritos para poder escucharse y responder.


Luego de haber permanecido —aunque sea unos pocos minutos— con estas personas, nos sentimos mal, tanto corporalmente o psíquicamente (nos cambiara el carácter, nos quitaran la alegría que teníamos por un logro obtenido meritoriamente, y padeceremos diversos síntomas corporales); hasta suele alterarnos nuestra actitud social, para con nuestros amigos, familiares, lo cual redunda también en el ámbito laboral.


Resulta esencial y decisivo, para salvaguardar nuestra salud, en las esferas corporal, psíquica y social, que logremos diagnosticarlos prestamente a estos nefandos individuos; para comprender cuanto nos perjudican estar cerca de estas lacras humanas, y poder poner distancia entre ellos y nosotros, para poder dejar atrás la causa de algunos de los trastornos que nos provocan.

Tenemos que tomar consciencia que podemos defendernos de estos perjudiciales seres infestos de mala onda.
Lograremos mejorar nuestra salud y nuestras relaciones interpersonales normales, teniendo en cuenta unas simples reglas que les detallo a continuación:

Debemos evitarlas a toda costa, huyamos de ellas; no sólo de su presencia física, sino también de su presencia en nuestros pensamientos, borrémoslos de nuestra mente, ocupando a esta con ideas agradables y positivas, rememoremos alguna experiencia afortunada, por ejemplo, si acuden a nuestra mente algún recuerdo de estas basuras sociales.

Si alguna vez forzosamente nos encontramos en algún lugar con ellos no comentemos nada personal, nada atinente a nuestra vida privada.

Con amabilidad pero con firmeza les marcaremos sus límites, y siempre mantendremos una actitud positiva indeclinable, y no nos retractaremos y cederemos en nuestra postura. 

Finalmente la persona tóxica será aniquilada.




Sonriamos siempre, mostrémonos felices, esto lo desplomará de su trono de bestia tóxica.

Me atrevo, en este último párrafo, a invitarte a que te tomes unos momentos para meditar, sobre si tu eres tal vez una "persona tóxica". . .




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