José Ingenieros
Giuseppe Ingegnieri, fué
médico y filósofo.
Nació el 24 de abril de
1877 en en Palermo (Italia).
Hijo de Salvatore Ingegnieri
y Mariana Tagliavia.
Cursó sus estudios
primarios en el Instituto Nacional. Trabajó desde niño corrigiendo pruebas de
imprenta, ya que su padre era periodista y tuvo dificultades económicas.
Solía encargarle
traducciones de italiano, francés e inglés, incluso de libros enteros.
En 1888 ingresó al Colegio
Nacional Buenos Aires, que dirigía Amancio Alcorta.
En 1892, ya habiendo
finalizado sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Buenos Aires, fundó
el periódico La Reforma y un año después, 1893, ingresó como alumno a la
Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, de la que se recibió en
1897 de farmacéutico y en 1900 de médico con su tesis Simulación en la lucha
por la vida.
Para esa época ya era
conocido en los círculos literarios.
Fue profesor de Psicología
experimental en la Universidad de Buenos Aires y fundó los Archivos de
Psiquiatría y Criminología (1902) y la Revista Filosófica (1915).
Representante del
positivismo en Argentina, aunque, ideológicamente evolucionó hacia el
socialismo. Autor, entre otras obras de La simulación en la lucha por la vida
(1903), su tesis doctoral, Psicología genética (1911) y El hombre mediocre
(1913), su obra más importante de psicología social.
En una de sus obras más
originales, Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía, 1918, expone
una versión del positivismo que hacía posible la metafísica. Sostiene que es
posible reconocer, en toda forma de experiencia, un "residuo
experiencial" que no es incognoscible, aunque no tenga un carácter
trascendental.
El 6 de junio de 1907
funda el Instituto de Criminología en la Penitenciaría Nacional de Buenos
Aires, José Ingenieros estará al frente de este Instituto hasta 1914.
Miembro del Partido
Socialista, afirmaba que la lucha de clases era una de las manifestaciones de
la lucha por la vida.
José Ingenieros falleció
el 31 de octubre de 1925 en Buenos Aires.
CONCLUSIONES SINTÉTICAS DE
"LA SIMULACIÓN EN LA LUCHA
POR LA VIDA"
(Texto escrito como su tésis de médico en el año 1900 y
publicado como libro en el año 1903).
I.
Donde hay vida hay "lucha por la vida", concepto
que debe entenderse en el sentido amplio y figurado que le atribuyó Darwin.
Para esa lucha todas las especies vivientes posen medios
especiales de protección o de ofensa, que adquieren un valor psicológico cada
vez más explícito desde las especies inferiores hasta el hombre.
Los primitivos medios de lucha son violentos y se
complementan progresivamente con medios fraudulentos; entre éstos, uno de los
más importantes en la especie humana es la simulación.
En todas sus manifestaciones la simulación es útil en la
lucha por la vida y se presenta como un resultado de la adaptación a
condiciones propias del medio en que la lucha se desenvuelve.
II.
En el mundo biológico la simulación y la disimulación están representadas
por los fenómenos de homocromía y de mimetismo.
Son generalmente ajenos a la voluntad del animal mimante, y
resultan de la selección natural o de la acción del medio; en ciertos casos,
sin embargo, son activos y voluntarios.
A medida que progresa el desenvolvimiento mental de las
especies, aumenta la posibilidad de las simulaciones individuales y es mayor la
conciencia que de ellas tiene el simulador.
Sean activos o pasivos, conscientes o inconscientes,
voluntarios o accidentales, los fenómenos de simulación son útiles al animal en
que se observan y le sirven para la mejor adaptación a las condiciones de la
lucha por la vida.
III.
En las sociedades humanas, la lucha por la vida reviste
múltiples aspectos individuales y colectivos; a cada forma de lucha el hombre
adapta maneras especiales de simulación y disimulación.
Existe un franco paralelismo entre las formas de lucha y las
simulaciones correspondientes.
Para el común de los hombres, "saber vivir"
equivale a "saber simular"; sólo algunos individuos superiores,
dotados de especiales condiciones para la lucha por la vida, pueden imponer su
personalidad al ambiente, sin someterse a simular o disimular para adaptarse.
Los hombres, en general, adáptanse tanto mejor al medio en
que luchan por la vida cuando más desarrollada tienen la aptitud para simular.
IV.
El carácter humano, como instrumento de adaptación de la
conducta al medio, es una expresión sintética de la personalidad.
El estudio de la psicología de los simuladores se refiere a
una modalidad sintética del carácter, caracterizada por el predominio de la
simulación.
En la composición del carácter intervienen diversos
elementos de la personalidad: el predominio de algunos produce tipos que suelen
clasificarse como sensitivos, intelectuales y volitivos.
Sobre esos tipos las cualidades predominantes constituyen
los diversos "caracteres humanos".
Los "hombres de carácter" luchan intensamente por
la vida y están diferenciados de la masa compuesta por los "sin
carácter".
La mayor intensidad en la lucha por la vida implica
intensificación de los medios de lucha.
Todos los hombres son simuladores, en mayor o menor grado,
siendo ello indispensable para la adaptación de la conducta a las condiciones
del medio.
Pero la simulación es la nota dominante en el
"simulador característico", en quien la simulación es el medio
preferido en la lucha por la vida.
Existen dos grupos de simuladores: los congénitos y los
adquiridos.
En los primeros predomina el temperamento individual; en los
segundos la influencia del medio social.
En otros casos la tendencia a simular surge sobre fondo
patológico.
Por la combinación de su carácter fundamental con otros y
secundarios, los simuladores pueden clasificarse en tres grupos y seis tipos
principales: los simuladores mesológicos ("astutos" y
"serviles"); los simuladores por temperamento ("fumistas" y
"refractarios") ; los simuladores patológicos ("psicópatas"
y "sugestionados").
Los simuladores mesológicos, determinados por el ambiente,
exageran una forma normal de la lucha por la vida; los astutos y los serviles
son harto numerosos.
Los simuladores por temperamento y los patológicos
constituyen una minoría; la simulación no es, para éstos, un medio de
adaptación a las condiciones de la lucha por la vida, sino el exponente de una
modalidad, psíquica especial.
V.
Las simulaciones de estados patológicos se encuadran en el
principio común a los demás fenómenos de simulación, siendo, como todos ellos,
simples medios adaptativos a las condiciones de la lucha por la vida.
Sus móviles más comunes son tres: la explotación de la
beneficencia, eludir el servicio militar y la simulación de la locura para
obtener la irresponsabilidad penal.
Son casos particulares de la ley general que comprende a
todos los fenómenos de simulación.
VI.
De la animalidad primitiva hasta la civilización presente,
han disminuido entre los hombres los medios violentos de lucha por la vida y
han aumentado los medios fraudulentos.
En formas venideras de organización social, y dada la
creciente tendencia de los hombres a asociarse contra la naturaleza, la
simulación parece destinada a disminuir en la medida en que se atenúe la lucha
por la vida.