martes, 31 de julio de 2012

SALUD Y BUENA ONDA - 2a Parte



SALUD Y BUENA ONDA - 2a Parte





La primera riqueza es la salud.

Mano lavada, salud bien guardada.

La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.

Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre.

Si alguien busca la salud, pregúntale si está dipuesto a evitar en el futuro las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle.

El sol, el agua y el ejercicio conservan perfectamente la salud a las personas que gozan de una salud perfecta.

La libertad y la salud se asemejan: su verdadero valor se conoce cuando nos faltan.

Mejor es la salud que nunca se perdió. La salud no es conocida hasta que es perdida.

Cinco minutos de sol al día, te darán salud.

Un día entero de sol, te gana una flor de insolación.

Aumentando los ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! cada día tendremos salud, salud, salud.

Parece probado que en la vida se triunfa gracias a tres factores: la salud, la inteligencia y el carácter, añadamos un cuarto factor; un poco de suerte.

No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.

Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.

El buen humor es síntoma de salud mental.

Los médicos trabajan para conservarnos la salud, y los cocineros para destruirla, pero estos últimos están más seguros de lograr su intento.

Por muchas riquezas que el hombre posea y por grandes que sean la salud y las comodidades que disfrute, no se siente satisfecho si no cuenta con la estimación de los demás.

La vida carece de valor si no nos produce satisfacciones.



 



Hendrik Adamson



Hendrik  Adamson

Hendrik Adamson nació en 1891, Kärstna – Estonia y falleció en 1946, Tuhalaane - Estonia.

Fue un poeta y profesor de Estonia. Autor de gran cantidad de poemas notables, los que escribió mucho también en el idioma estonio, a menudo en su dialecto natal de Kärstna en el sur de Estonia, aunque a partir de 1929 escribió la mayoría de sus obras en esperanto, y es así que se conocen en el mundo.

 








 
 

Ella

Tu cabellera ámbar,
tus ojos negros como ágatas
brillan como rubíes
tus labios pulpa de granada.

Tus manecillas de alabastro,
uñas cómo pétalos de rosa
entre los astros brillas como una estrella
del metal más precioso.






 
¡Alegrémonos!

Alegrémonos sin alegría,
Cantemos sin alegría.
Vayamos cantando por nuestro camino en la vida
porque los cantos y las danzas
eliminan la fatiga,
aumentan la confianza
¡Alegrémonos!

Alegrémonos sin alegría,
Cantemos sin alegría.
en invierno, en otoño --porque estaremos en mayo
con las flores, los coros de aves,
con sólo un canto
y la energía del solar brillando,
¡Alegrémonos!

Alegrémonos sin alegría,
Cantemos sin alegría.
callaremos para siempre alguna vez
no nos quejemos ante el silencio,
cantemos como coros de pájaros
y en nuestro último estertor
¡Alegrémonos!






 


Canto del crepúsculo

La juventud se murió rápido
el tiempo fue muy idealista, imprudente
y se apagaron las mechas púrpuras
en el lejano oriente.

Me cansé demasiado por el camino de piedras
portando en la espalda una mochila de cuidados
camino. camino, sin descanso
errante, bajo los latigazos de la suerte.

Tengo ya los últimos pasos cansados
me espera la tumba: cama helada
y sobre la cruz de arbustos
de la tierra la vida sola se reinicia.


 







José de Espronceda


José  de  Espronceda

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado, nació en Almendralejo, España en 1808 y falleció en Madrid en 1842, fue un célebre escritor de la fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español.

Denunciado por sus actividades intelectuales en 1825 fue desterrado a un monasterio de Guadalajara durante cinco años. Posteriormente viajó por Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia e Inglaterra.

Se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser Primer Teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid.

En 1841 es nombrado secretario de la Legación española en La Haya y poco después es elegido diputado progresista en Almería. 

Fue elegido parlamentario ante las Cortes Generales, en 1842 por el Partido Progresista. Murió a los treinta y cuatro años de garrotillo (difteria).

Escribió novelas y poesías sobre el placer, la libertad, el amor, el desengaño, la muerte, la patria, la tristeza, la duda, la protesta social, etc.

Algunas de sus poesías continúan gozando de gran popularidad.

 




 Retrato al oleo sobre lienzo - Museo del Prado:


Litografías:


 

 

 


 Un poema de Espronceda

 

El mendigo

            Mío es el mundo: como el aire libre,
            Otros trabajan porque coma yo;
            Todos se ablandan si doliente pido
            Una limosna por amor de Dios.

            El palacio, la cabaña
            Son mi asilo,
            Si del ábrego (*) el furor
            Troncha el roble en la montaña,
            O que inunda la campaña
            El torrente asolador.

            Y a la hoguera
            Me hacen lado
            Los pastores
            Con amor.
            Y sin pena
            Y descuidado
            De su cena
            Ceno yo,
            O en la rica
            Chimenea,
            Que recrea
            Con su olor,
            Me regalo
            Codicioso
            Del banquete
            Suntuoso
            Con las sobras
            De un señor.

            Y me digo: el viento brama,
            Caiga furioso turbión (**);
            Que al son que cruje de la seca leña,
            Libre me duermo sin rencor ni amor.
            Mío es el mundo como el aire libre...

            Todos son mis bienhechores,
            Y por todos
            A Dios ruego con fervor;
            De villanos y señores
            Yo recibo los favores
            Sin estima y sin amor.

            Ni pregunto
            Quiénes sean,
            Ni me obligo
            A agradecer;
            Que mis rezos
            Si desean,
            Dar limosna
            Es un deber.
            Y es pecado
            La riqueza:
            La pobreza
            Santidad:
            Dios a veces
            Es mendigo,
            Y al avaro
            Da castigo,
            Que le niegue
            Caridad.

            Yo soy pobre y se lastiman
            Todos al verme plañir,
            Sin ver son mías sus riquezas todas,
            Qué mina inagotable es el pedir.
            Mío es el mundo: como el aire libre...

            Mal revuelto y andrajoso,
            Entre harapos
            Del lujo sátira soy,
            Y con mi aspecto asqueroso
            Me vengo del poderoso,
            Y a donde va, tras él voy.

            Y a la hermosa
            Que respira
            Cien perfumes,
            Gala, amor,
            La persigo
            Hasta que mira,
            Y me gozo
            Cuando aspira
            Mi punzante
            Mal olor.
            Y las fiestas
            Y el contento
            Con mi acento
            Turbo yo,
            Y en la bulla
            Y la alegría
            Interrumpen
            La armonía
            Mis harapos
            Y mi voz:

            Mostrando cuán cerca habitan
            El gozo y el padecer,
            Que no hay placer sin lágrimas, ni pena
            Que no traspire en medio del placer.
            Mío es el mundo; como el aire libre...

            Y para mí no hay mañana,
            Ni hay ayer;
            Olvido el bien como el mal,
            Nada me aflige ni afana;
            Me es igual para mañana
            Un palacio, un hospital.

            Vivo ajeno
            De memorias,
            De cuidados
            Libre estoy;
            Busquen otros
            Oro y glorias,
            Yo no pienso
            Sino en hoy.
            Y do quiera
            Vayan leyes,
            Quiten reyes,
            Reyes den;
            Yo soy pobre,
            Y al mendigo,
            Por el miedo
            Del castigo,
            Todos hacen
            Siempre bien.

            Y un asilo donde quiera
            Y un lecho en el hospital
            Siempre hallaré, y un hoyo donde caiga
            Mi cuerpo miserable al espirar.

            Mío es el mundo: como el aire libre,
            Otros trabajan porque coma yo;
            Todos se ablandan, si doliente pido
            Una limosna por amor de Dios.


  (*) El ábrego es un viento de España procedente del suroeste, templado, relativamente húmedo y portador de lluvias. Se lo considera un viento típicamente español, sobre todo en la Meseta y Andalucía. Es el viento de los temporales de otoño y primavera, que son la base de la agricultura de secano pues resultan su principal recurso hídrico. El ábrego proviene del Atlántico, de la zona entre las Islas Canarias y las Azores.

     (**) Turbión:  aguacero repentino y momentáneo con viento fuerte.