martes, 14 de agosto de 2012

KABIR




KABIR


Kabir, nació en 1440 en Benarés, falleció en 1518 en Maghar, cerca de Gorakbpur, India.

Fue un poeta, músico, místico, filósofo y santo de la India cuya literatura influenció el movimiento Bhakti (devocional).

Se lo conoce también como Bhagat Kabir Ji (San Kabir).
Kabir es el poeta místico más venerado de la India e influenció grandemente a la comunidad del norte de su país.

No se definió ni como Hindú, Musulmán, Sufi o Bhakta.

Desdeñó credos, denominaciones, ascetismos y religiones llevando la filosofía oriental a un nuevo rumbo.

Hilador, tejedor y artesano de la India, fue criado por una pareja de musulmanes sin hijos que lo hallaron cerca del lago Lahara Tara en las inmediaciones de Benarés donde vivió el resto de su vida.

Se cuenta que el emperador Sikandar Lodi enfurecido porque Kabir no lo reverenciaba lo aprisionó y torturó, pero que finalmente lo liberó por su sagacidad e inteligencia.

Aunque analfabeto, sus poemas se transmitieron de boca en boca en lenguaje vernáculo.

Empleó un método socrático dirigiéndose a todos los seres humanos sin distinción de casta, sexo, color, raza, religión u ocupación confrontándose con los gobernadores invasores mogules, sabios y sacerdotes hindúes de su era.

El poeta y Premio Nobel de literatura en 1913, Rabindranath Tagore, hizo la más famosa traducción al inglés de sus poemas.

Su obra ha llegado como fuente de inspiración y sabiduría hasta nuestros días siendo objeto de gran popularidad como el más sencillo, aceptado poeta de la India, en apariencia fácil de interpretar.

Sus poemas altamente metafóricos se aplican a una filosofía universal. Insistió en la simplicidad y franqueza.

Predicó la unidad esencial de todas las religiones y fue crítico acerbo del hinduismo y el islam, sobre sus ritos sin sentido y repetición descuidada de mantras como consta en este poema:

No estoy en el templo ni en la mezquita,
ni en el santuario de La Meca,
ni en la morada de las divinidades hindúes.

No estoy en los ritos y las ceremonias;
ni en el ascetismo y sus renunciaciones.

Si me buscas de veras me verás enseguida;
y llegará el momento en que me encuentres.



 

 



 

MIX de KABIR
 

¿A qué playa te encaminarías, corazón mío?
Nadie te precede; no hay camino.


No hay agua, ni barca, ni barquero.
No hay ni siquiera una cuerda para remolcar la barca,
ni barquero para jalarla.


Sé fuerte y entra en tu propio cuerpo,
pues ahí es firme tu asidero.


Vive pues aquí, hermano mío,
desde donde podrás fácilmente cruzar a la otra orilla.
Éste es un país sin tierra ni cielo,
sin luna ni estrellas
porque solamente el fulgor
de la verdad brilla.

¡Oh, querido hermano!
Nada es esencial excepto la verdad.


¿De qué sirven las palabras,
cuando el amor ha embriagado el corazón?


¡No te desplaces al jardín lleno de flores!
¡Oh amigo! no vayas allí.
En tu cuerpo está el jardín florido.
Siéntate sobre los mil pétalos de loto
y contempla allí la infinita Belleza.


Si uno ultraja y el otro toma represalias,
habrá una lluvia de ultrajes.

Pero, en el caso de que no haya represalias,
el asunto terminará.

Todas las rencillas y peleas
emanan de los ultrajes.


Brilla en mi interior la Luna,
pero mis ojos, ciegos, no pueden verlo;
yace la Luna en mí, y también el Sol.

El eterno Tambor del Silencio en mí resuena,
pero mis oídos, sordos, no pueden oírlo.

En tanto el hombre clame por su YO y lo MÍO,
nada vale cuanto haga.

Tan pronto como muere al YO y a lo MÍO,
realizada queda Su obra.

Pues la obra no tiene otro objeto
que alcanzar el Conocimiento;
una vez logrado, nada queda por hacer.

La planta florece para dar fruto,
cuando éste aparece, la flor se marchita.

No busca el venado en el almizcle que en sí mismo se oculta, lo busca vagando por la hierba.
 
 


 

 



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